“La identidad es la fuente de sentido y experiencia para la gente” (Castells 1998: 28), sentido que le permite distinguirse del otro esencialmente atendiendo a atributos culturales. Así entonces, un individuo es portador en simultáneo de distintas identidades que se interiorizan y expresan en consecuencia. Todas y todos “somos seres multidimensionales”, pero cuando nos identificamos con algún colectivo damos “prioridad a una identificación determinada sobre todas las demás” (Hobsbawm 1994: 5). Cada uno de nosotros puede describirse a sí mismo desde múltiples experiencias vitales en simultáneo, y nada obsta por cierto, que de acuerdo a las circunstancias generales y a los intereses particulares, la persona distinga una identificación sobre las otras (sin desestimar ni deslegitimar éstas). Con estas ideas iniciamos hace casi una década nuestra investigación sobre las identidades argentinas, convencidos de que es posible historiar los procesos por los cuales la sociedad nacional fue construyendo y definiendo en el tiempo y en el espacio el abanico de opciones a las cuales adherir para reconocernos parte del conjunto social Hemos podido reflexionar cómo, desde qué, por quién y para qué se construyen las diferentes identidades; materiales de la historia, la geografía, la biología, las instituciones productivas y reproductivas, la memoria colectiva, las fantasías individuales, los aparatos de poder y las creencias religiosas, todo ello en individuos concretos en tanto miembros de un conjunto social en un contexto espacial y temporal definido (Castells 1997: 29). En esta ocasión ponemos a consideración de nuestros lectores capítulos que refieren contenidos claves de la identidad en cuanto al modelo político elegido. Nos hemos ocupado entonces de la relevancia que se dio al valor del consenso: por un lado, para definir la condición jurídica del indio a fines del siglo XIX (Eberle) y la factibilidad del multiculturalismo en el contexto de globalización en las postrimerías del siglo XX (Cimatti), y, por el otro, para decidir y facilitar el trayecto a la reforma constitucional de 1994 (Rigotti); y la novedad del discurso menemista al llegar el riojano a la primera magistratura (Gaiger y Pérez González). En un segundo momento, reunimos aquellos capítulos que analizaron un discurso que reconocemos “no tradicionalmente histórico”, y que, sin embargo, conserva memoria del pasado y nos habilita a la lectura y crítica historiográficas: Karen Schmidt, Miguel Banchieri y quien escribe se internaron en dichas expresiones para alcanzar nuevas definiciones de componentes esenciales y, a un tiempo, esclarecedo-res de la identidad nacional.

El libro está diseñado como una herramienta didáctica para estudiantes de diferentes Ingenierías y carreras afines que cursan la materia Química General para Ingeniería. Su enfoque es práctico y progresivo, con el objetivo de facilitar la comprensión de conceptos complejos a través de la resolución de ejercicios, reflexiones teóricas, actividades lúdicas y el uso de recursos digitales interactivos. Está dividido en 15 capítulos temáticos, un anexo de Seguridad en un laboratorio químico y un apéndice de tablas, que abarcan los pilares fundamentales de la química: desde conceptos básicos como el buen uso de unidades y magnitudes, manejo de la Tabla Periódica, Estructura atómica y propiedades periódicas, pasando por concepto de vital importancia como son estequiometría y disoluciones acuosas, hasta aspectos más avanzados como Termoquímica, Equilibrio químico e iónico y Electroquímica, entre otros. Cada capítulo presenta una introducción conceptual, ejemplos resueltos paso a paso, ejercitación graduada, actividades para pensar y debatir, y secciones lúdicas para reforzar el aprendizaje de forma entretenida. Además del contenido teórico, el libro promueve el aprendizaje activo mediante preguntas cualitativas, ejercicios numéricos, análisis de tendencias y discusiones conceptuales. Cada capítulo incluye respuestas para fomentar la autoevaluación. El enfoque progresivo permite adaptarse al ritmo de cada estudiante y seleccionar ejercicios según el nivel de profundidad deseado. El texto también integra recursos digitales como videos explicativos y simulaciones interactivas. Estas herramientas sirven como apoyo visual y conceptual, facilitando la comprensión de fenómenos abstractos. Los temas se presentan de forma clara, conectando la teoría con la práctica. Por ejemplo, en el capítulo de medidas y magnitudes se enseña a calcular densidad y a convertir unidades utilizan-do notación científica. En el capítulo sobre estructura atómica, se exploran modelos atómicos, configuraciones electrónicas y el concepto de mol. Las propiedades periódicas como radio atómico, carga nuclear y energía de ionización se abordan con ejemplos visuales y ejercicios interpretativos. El libro está concebido para ser leído como una guía de trabajo activo que se recorre, subraya y resuelve. Su propósito final es que los estudiantes aprendan química haciendo, razonando y conectando conceptos, en lugar de memorizar fórmulas. Así, se transforma en un recurso accesible, didáctico y adaptable a distintos niveles de aprendizaje.

Territorios Neoextractivos. Radiografía de la Argentina del siglo XXI ofrece un análisis crítico de los conflictos socioambientales que atraviesan el país, estructurado en catorce capítulos que abarcan seis regiones. En la Patagonia, el libro examina las resistencias históricas contra la megaminería en Chubut –desde el plebiscito de Esquel (2003) hasta el "Chubutazo" (2021)–, los impactos multidimensionales del cierre de la mina Manantial Espejo en Santa Cruz, y las tensiones entre conservación y turismo masivo en el Parque Nacional Los Glaciares. El Noroeste es analizado a través de la emblemática lucha contra la minería en Famatina (La Rioja) y la apropiación discursiva de conceptos como Pachamama y Buen Vivir para legitimar proyectos de litio en Jujuy. En Cuyo, se documenta la transformación de San Juan –de economía vitivinícola a dependencia minera– y sus efectos en desigualdades económicas, pérdida de soberanía hídrica y estigmatización de detractores. El Litoral revela los conflictos en los Bajos Submeridionales, donde obras hídricas para el agronego-cio generan injusticias ambientales: comunidades sufren simultáneamente sequías e inundaciones, mientras grandes productores acaparan tierras. La región pampeana es abordada desde múltiples ángulos: las contradicciones de los agrocombustibles en Córdoba (bajo discursos de "transición energética"), el drama de los "pueblos fumigados" en Buenos Aires –con agroquímicos detectados en agua y suelo–, y el "extractivismo urbano" que amenaza humedales como el Arroyo El Pescado en La Plata. Un caso paradigmático es el del loro barranquero, especie nativa desplazada por la agricultura y criminalizada en áreas urbanas. Los capítulos finales profundizan en Bahía Blanca, contrastando la pesca artesanal –con prácticas sostenibles y organización comunitaria– con la industria camaronera, que precariza especialmente a mujeres y niños. Además, se deconstruyen narrativas oficiales como "puerto verde", mostrando cómo ocultan impactos extractivistas. La obra evidencia una paradoja: mientras las luchas socioambientales crecen en relevancia científica y movilización social, son ignoradas por las políticas públicas. Propone alternativas desde la justicia ambiental, el pensamiento decolonial y epistemologías territoriales, enfatizando que otro desarrollo es posible. Este marco adquiere urgencia bajo el actual gobierno de Javier Milei, caracterizado por el desman-telamiento de instituciones ambientales (desarticulaciones ministeriales, recortes presupuestarios en áreas ambientales), censura de términos como "cambio climático" en organismos técnicos, y desfinanciamiento científico. A nivel global, el negacionismo se expresa en el retiro de la COP29 y la estigmatización del ambientalismo como "cultura woke", mientras se promueve el extractivismo como dogma único, exacerbando las crisis que el libro documenta.

Desde su aparición, las tarjetas postales ilustradas generaron fascinación tanto en los contemporáneos como en las sucesivas generaciones que las atesoraron. Por diversas vías, muchas de ellas sobrevivieron a los avatares del tiempo y llegaron a manos de archivistas, investigadores e investigadoras que comenzaron a considerarlas como documentación digna de ser preservada y utilizada para historiar variadas dimensiones del pasado. En los capítulos reunidos en este libro, que se sitúan en la historia social y cultural en el cruce con la perspectiva de género, se asume el desafío de emplear corpus de postales para abordar temas de investigación puntuales, pero explicitando e integrando cuestiones vinculadas con su tratamiento como objetos culturales y documentación histórica. Por un lado, se discurre acerca de la especificidad de las piezas de correspondencia dentro del género epistolar, su funcionalidad, materialidad, circulación y conservación. Por otro, de manera interrelacionada con lo anterior, se accede por su intermedio tanto a biografías, trayectorias individuales y aspectos de las identidades en relación con las sensibilidades y los afectos, como a fenómenos de más amplio alcance relativos a la construcción de relaciones interpersonales, espacios de sociabilidad y redes sociales. En la intersección entre ambos niveles de análisis, se van desentrañando vivencias y formas de representación y conformación de autoimágenes que tienen a las mujeres como protagonistas.

Desde hace un tiempo la opinión pública coincide en que la educación en la Argentina atraviesa una profunda crisis. En este aspecto concitan una poderosa alarma las carencias en los conocimientos matemáticos y la comprensión de textos en la mayoría de los alumnos de las escuelas secundarias en general. También genera inquietud la presencia de las novedades producidas por la tecnología que irrumpió en las aulas: internet, teléfonos celulares y más recientemente la inteligencia artificial. En estas preocupaciones, las humanidades en general y la enseñanza de la historia en particular no son consideradas importantes. A pesar de ello, este libro se propone tratar viejos y nuevos problemas en la enseñanza de la historia, esa materia escolar que hoy para la mayoría parece intrascendente. ¿Para qué sirve la historia? Nosotros creemos que para pensar históricamente, una forma de pensamiento que ninguna otra asignatura de la escuela puede desarrollar. Pensar histórica-mente es la expresión empleada para referirse a un aprendizaje que requiere a la vez conocimiento de la historia (el contenido sustantivo de lo que sabemos sobre el pasado) y el conocimiento sobre la historia (los conceptos, métodos y reglas utilizados para su investigación y desarrollo). En otras palabras, es importante saber qué ocurrió, pero también cómo sabemos que eso ocurrió. Ambos conocimientos se complementan y se necesitan mutuamente, pero la expresión "pensar históricamente" pone el acento sobre la adquisición de destrezas cognitivas o de pensamiento propias de la disciplina, los conceptos metodológicos, que son necesarios para comprender adecuadamente esos datos e informaciones. Aprender historia, por lo tanto, no es sólo recordar hechos y datos del pasado, es también comprender los procedimientos que se requieren para establecer los acontecimientos, interpretarlos en el contexto de su época y ligar y entender los rasgos y límites de la explicación y de la narrativa histórica en la que esos sucesos se articulan.

Producto de las investigaciones realizadas en el marco del proyecto Cultura Política y Sociabilidad en Bahía Blanca durante el Siglo XX de la Universidad Nacional del Sur y de los debates realizados en el Centro de Estudios Regionales “Prof. Félix Weinberg”, Amalgama y distinción… aborda una amplia gama de problemáticas vinculadas con la perspectiva historiográfica de la nueva historia política desde la vertiente de la “historia cultural de lo político”. A partir de este anclaje historiográfico y estructurado en tres ejes, el presente volumen procura analizar distintos ámbitos de sociabilidad —asociaciones barriales, culturales y religiosas, redes intelectuales, medios de prensa y circuitos empresariales— como parte de la cultura política bahiense, sin descuidar el tratamiento de las nociones conceptuales que resultan básicas para su estudio y recuperando el diálogo necesario entre los conceptos, los objetos empíricos y los conocimientos relativos a territorios con realidades equiparables. La recuperación en esta clave de algunos de los procesos históricos que tuvieron lugar en Bahía Blanca durante los siglos XX y XXI permite reflexionar tanto sobre la temporalidad y espacialidad de las estructuras y las prácticas sociales como sobre la circulación, los desplazamientos y las vinculaciones que dan significación diaria al accionar individual. En este sentido, los lazos de la sociabilidad son concebidos a partir de su dualidad como factores de unión y construcción de amalgamas en torno a afinidades electivas y como productores de la distinción que edifica las jerarquías sociales.